Dicen que cuando juzgas y señalas a alguien, 3 dedos apuntan hacia ti. Y desde hace un tiempo, el PP no para de señalarnos en Cataluña. No entiendo qué motivos pueden llevar a un partido político a convertirse en instigador constante de desavenencias entre catalanes. Aunque nací en Barcelona, soy hijo de madre extremeña y padre catalán; la mayor parte de mi família vive entre Sevilla, Madrid y Barcelona. Por ello, tuve la enorme suerte de hablar en catalán y castellano de manera casi nativa. Nunca he tenido ningún problema lingüístico: estudié en los dos idiomas, me relacioné con gente que hablaba en catalán y otra en castellano, nunca le he prestado atención a en qué idioma estaba viendo la televisión, navego en internet o incluso pienso o sueño en dos idiomas. El bilingüismo solo me ha traído ventajas, riqueza y enorgullecimiento de esta capacidad.
Me encanta participar en nuestras tradiciones catalanas y admiro las de otras comunidades autónomas. Siempre me he sentido catalán, y alababa mi nación cuando salía de Catalunya y ejercía el papel contrario dentro de mi tierra. Pero la campaña que está ejerciendo el PP a costa de denuncias al Tribunal Superior, la manera cómo habla sobre la inmigración, cómo desprecia un Estatut que los catalanes hemos pedido, hemos votado y incluso el Parlamento ha aceptado (recortándonos muchas leyes que ya aplican en otras comunidades como la Andaluza o Baleares), o la imposición de la violencia de los Toros incluso en horario infantil y con fondos públicos, me entristece.
Me gustaría formar parte de una nación que permita la convivencia de culturas, que las una para conseguir cosas positivas y que nos hagan más fuertes, más innovadores y mejores. Quiero ver cine en catalán, castellano y v.o. cuando me apetezca, hablar las 2 lenguas en todos los organismos, reírme de tiempos pasados y pensar que no hay competencia por los presupuestos, que realmente son solidarios y con posturas compartidas.
Pero el Partido Popular lucha por conseguir cada día lo contrario. No quiero formar parte de una España separatista, no quiero que me impongan leyes que no he votado. No quiero que mis hijos vean la inmigración como algo negativo, no quiero que me falten al respeto como pueblo menospreciando nuestra lengua, no quiero ver animales torturados televisados (tampoco apoyo los Correbous). No quiero que haya funcionarios que solo me hablen en castellano, no quiero ver políticas que enaltezcan los radicalismos o pagar indefinidamente al Estado Español cuando aquí no tenemos ni para los servicios básicos y políticas sociales.
Así que cuando en las próximas elecciones veamos cómo crecen los partidos nacionalistas catalanes, que no piensen que es por el discurso de Puigcercós, Carretero o Laporta, sino porque la gente está harta de los discursos de Rajoy, Camps y sobretodo Alícia Sánchez-Camacho.
Para acabar, un enlace a un vídeo realizado en Vic por más de 5,700 personas. ¡Qué goce poder trabajar unidos!
5 Comentarios
Comentario bastante bueno en general, aunque tengo que matizarte que en algunas frases te escoras hacia el catalán, lo que me parece correcto, pero entenderás que también haya otras personas que no quieran que un funcionario les atienda solo en catalán, o que en el colegio le den clases solo en catalan y sino acepta tiene la «alternativa» de llevar a sus niños a un colegio 10km más lejano. Lo dicho de acuerdo en la mayoría de los aspectos. S2 desde Málaga de otro bilingue de nacimiento.
No podria estar mes d’acord! En tot.
los toros son lo mejor que hay!!!
Puedo estar de acuerdo en parte pero No con lo de «pagar indefinidamente al Estado Español», eso es un mito, la comunidad que más aporta es «Madrid» con diferencia, Cataluña con el cuento del nacionalismo se escaquea, así de claro. Además Cataluña sin el resto de España qué.. NADA, en el resto está su mercado, y el cliente SIEMPRE tiene la razón, no lo olvides. Así que una cosa es lo que cuatro iluminados quieren vender para ganarse el pan y otra son realidades.
Hubo un tiempo en que Cataluña dentro del reino de Aragón presionó para que se quitara de una vez la frontera entre Aragón y Castilla. Entonces América era castellana y los comerciantes catalanes querían comerciar también con el nuevo mundo. La frontera se suprimió. Hoy otros hablan de fronteras absurdas, de ello viven.
¿Qué diferencia hay entre un agricultor de Castilla y un payés? que hablen distinto idioma en casa, vale, pero al final son iguales, tienen los mismo problemas, y los dos moran en esta jodida piel de toro, luego hay cuatro políticos que viven de crispar porque en eso está su puchero.
El nacionalismo es malo por naturaleza, porque cuando el nacionalismo dice eso de «somos diferentes» en realidad está diciendo «somos mejores», es que aportamos mucho y no recibimos, te parece poco el mercado que tienes… una cosa sí, la otra no, aquí vamos de listos y nos escaqueamos con «eso» de que somos diferentes, ya….
ddfsf, gracias por tu comentario, creo que los 3 últimos párrafos son muy acertados, pero estamos viviendo momentos de gran tensión económica y social.
Por otro lado, tengo que decir que discrepo de tu primera opinión, sobre todo porque no aportas argumentos en lo fiscal. Yo apoyo la publicación de las balanzas fiscales: estas balanzas probablemente eliminarían las discrepancias y nacionalismos de cualquier tipo. Madrid es la única capital de Europa que se escogió a «dedo», pues es al única que en su época no permitía la entrada de grandes buques por estar tan alejada del mar. Y al igual que esto, a dedo se han obligado a las grandes empresas y ministerios a situarse en una zona que no es la óptima y que solo genera beneficios en deterioro de otras zonas (por ejemplo: por qué no puede estar el Ministerio de Salud en Cáceres?)
Desde entonces, todo el pueblo ha tenido que pagar un sistema de comunicaciones radial, otro caso impensable en cualquier otro país de Europa. Y todas las vías -como el imprescindible corredor del Mediterráneo que está demostrado que generaría mayores beneficios para España que todas las otras líneas de ave JUNTAS- que no afecten a Madrid pasan a ser objetivos totalmente secundarios.
En fin, te recomendaría leer España, capital París, de Germá Bel, un catedrático que aporta mucha información contrastada y publicada sobre dichos temas.