Hace algunos meses que leo a diario opiniones sobre la llamada «Crisis» actual, lo que está pasando, y lo que algunos creen que va a pasar. Pero aunque parece que el sector de Internet todavía no se resiente (digo todavía, porque seguro se va a resentir en muchísimos aspectos), la caída global puede ser tan espectacular, que hay que ser muy cuidadosos en los pasos que demos los emprendendores. Sin miedo, pero tampoco con prisas.
La lectura de un artículo de Santiago Niño Becerra, Catedrático de la Universidad Ramon Llull, me ha dejado ciertamente desconcertado. Como muchos otros auguran, esto solo ha empezado y no va a ser corto ni por asombro. Será largo y doloroso, así que quizá lo mejor sería resignarse desde ya mismo y que la caída fuera total para que empezara la recuperación cuanto antes, mejor. Pero eso no es lo que parecen aceptar los gobiernos de los países, dónde no se para de inyectar dinero público para recuperar la confianza.
Algunos casos sorprenden y no hay por dónde cogerlos. Si la vivienda ha sido absolutamente sobrevalorada y un sinsentido en este país, en boca de todos estaba también el ridículo presupuesto de España para I+D; por otro lado, el caso del Ibex 35 es todavía un ejemplo peor. El índice español de la Bolsa en tiempos de bonanza se estimaba en una valoración real de unos 12.000 puntos. ¡Y subía y subía sin parar hasta que a los 15.000 puntos llegó! Miedo daba ver estos datos diarios en televisión y cómo nuevos inversores apostaban por un índice tan poco real. Luego la caída ha sido tremendamente espectacular. Y más que va a ser, pues ronda los 11.000 puntos y estamos mucho peor que antes.
Pero en mi humilde opinión, lo peor de todo esto es lo que hemos ido enseñado a las nuevas generaciones: dinero rápido y fácil, «tener es ser», hipotecarse rápidamente y aparentar lo que no es. Mientras el fracaso escolar sigue creciendo proporcionalmente al consumo de «cultura basura», cada vez cuesta más encontrar personal altamente cualificado. Vamos, que el futuro no es muy alentador…
Como dice Santiago Niño «En 1929, durante los 30, las madres y los padres estaban convencidos que sus hijas e hijos vivirían mejor que ellos, mientras que las hijas e hijos creían que estarían mejor que sus madres y padres, hoy, sin embargo, no es así: se sabe, se conoce que los descendientes van a vivir peor que sus progenitores, y eso es nuevo, nuevo y terrible. »
Para finalizar, un apunte: el cambio a positivo solo puede darse por un compromiso real de la gente, no de los gobiernos. Tenemos que saber que la vida no es consumir, que la economía tiene que ser responsable, y eso exige un cambio de economía mundial y global. !No hay necesidad de comer fruta y verdura de todo tipo en cualquier época del año! No hay que consumir carnes que dan menos comida que los pastos que son necesarias para alimentarla. Tampoco no es necesario que todos hagamos 150 km diarios para ir a trabajar… En fin, el tiempo y los expertos dirán, pero solo las crisis pueden traer cambios a mejor, así que a fin de cuentas, quizá sea esto el inicio de una sociedad más responsable.
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