Mientras esperamos ir recuperando la economía del país o mundial, la crisis sigue intensificándose. Los números maquillados que nos muestran intentan suavizar la situación, pero la verdad es que no conozco a nadie que confíe en una rápida recuperación. Ni tan solo recuperación. Cuánto tiempo debe pasar para tener unas tasas de empleo y una economía saludable son grandes incógnitas.
La realidad es una: ha caído el consumo, el sector servicios no hay quien lo mantenga y el financiero nos ha estado tomando el pelo durante mucho tiempo. Los productos alimenticios son cada vez de peor calidad y encima todos buscamos los productos al mínimo precio, por lo que vamos hundiendo nuestra propia economía cada vez que compramos productos de fuera. El cambio climático ya no es el futuro, es palpable ahora, y el «vivir con el mínimo esfuerzo» sigue siendo admirado. Y esto seguirá así por mucho tiempo…
Pero entre todo este «caos», para mí lo realmente importante es que seguimos estando en esta vida para aprender algo. Hay que ir más allá y seguir agradeciendo a diario lo que tenemos, lo que somos, lo que amamos y lo que recibimos. El alimento sigue siendo sagrado, la família y amigos pilares básicos de nuestro camino y el dinero es solo un tipo de intercambio de energía. Además, la energía en el mundo sigue estando a nuestro alrededor y es la mejor oportunidad que nos ofrece la vida para cambiar lo que deseemos, encarar nuestro ego y disfrutar de cada momento irrepetible.
Encontrar un minuto diario para agradecer el presente nos hace más ricos, sabios y felices en el presente. Lamentarse por lo que no tenemos nos encasilla en el pasado.
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