Con este artículo me gustaría empezar una categoría de entradas llamada “Superplantas”, escritos dedicados a ciertas plantas que me han sorprendido por sus características y que podrían ser útiles en diseños permaculturales.
Hay una planta arbustiva que siempre he plantado y esquejado en cada mudanza. Una planta que lleva ya conmigo más de 7 años y que no deja de sorprenderme. La Salvia Microphylla es sin duda, el ejemplar con mayor tiempo de floración que conozco. Una Salvia que puede llegar a 9 meses en flor y que se adapta a todo tipo de climas. Tremendamente resistente al frío (-15ºC), también sorprende por su resistencia a la sequía y al calor. La he plantado a plena exposición solar (Sur), cara este y oeste y en todos los casos se ha desarrollado satisfactoriamente hasta llegar a superar el metro de alto.
Imagino que es gracias a su fino tronco leñoso y a sus pequeñas hojas dentadas que resulta energéticamente muy eficiente, por lo que no pierde la hoja durante todo el año. Su aroma es intenso y aunque no es comestible (que yo sepa), se puede tomar en infusión. Su olor la hace ideal para zonas de reposo y paseo; e incluso he escuchado llamarla como “reina de las mentas”, aunque desconozco a qué viene tal relación.
Sus pequeñas flores son hermosas y de un fucsia-rojo llamativo que atrae numerosos insectos. En nuestra finca proporciona comida a la esfinge colibrí (Macroglossum stellatarum), una mariposa que ofrece un espectáculo difícil de contemplar en otras flores del huerto, pero además atrae a abejas, abejorros y otros insectos amantes del néctar.
La Salvia Microphylla puede ser usada para ofrecer biodiversidad, crear franjas florales, como acompañante de setos paravientos y para zonas de relax. Necesita muy poco mantenimiento y no es expansiva, puedes simplemente plantarla y olvidarte de ella hasta que abra sus flores: luego podrás detenerte a observarla a ella y a toda la fauna que atrae.
1 comentario
Hay que regarla mucho,?
Espreciosa.